Cuando aún se discute –y después de haber transcurrido
mas de doscientos años-, si Chile fue descubierto por Hernando de Magallanes o
por Diego de Almagro, si en la causa independentista participaron ciudadanos
chilenos contra chilenos –que sería una especie de revolución-, o si realmente
se combatió contra un ejercito foráneo. En fin, al leer toda esta discusión
académica, me saltó la siguiente duda: ¿de
donde se obtenían las armas para pertrechar a los soldados del ejército
patriota si hasta esos momentos no existía una industria armamentista Chilena?
Bueno, para satisfacer mi curiosidad realice una pequeña
investigación histórica, cuyos resultados lo comparto con Uds.
En el Chile colonial, estaba instaurado el “Ejercito Real
de Chile”, financiado mayoritariamente por la corona española y a contar del
mes de Diciembre del año 1810, esta agrupación pasó a ser la base del Ejercito Patriota
con la totalidad de sus Oficiales, Soldados y equipamiento. Las armas que los
efectivos militares usaban, era mayoritariamente de propiedad de cada uno de
los milicianos y estas consistían en fusiles de fabricación Inglesa marca
“Baker” y los “Springfield” de industria Norteamericana, además de las espadas,
sables, lanzas y mosquetes.
En el advenimiento de la independencia, se vio la
necesidad de contar con una producción mas holgada de armamento, por tal motivo
mediante el Decreto Nº 19 de 1810, la
Junta de Gobierno designó a don José Antonio Rojas para que
proveyera de armas al Ejército, pero esta idea no prospero debido a la escasez
de la mano de obra especializada y al desconocimiento de la industria.
La emergencia por dotar de las armas que el ejército
requería para enfrentar a las tropas españolas, era cada día mayor, por tal
motivo se recurrió a un sacerdote de la orden Franciscana que era conocido en
la sociedad Santiaguina por sus estudio avanzados en las ciencias y tener
algunas habilidades manuales. Era el Fraile José Luis Beltrán.
Pero, ¿quien era este clérigo tan comentado?
JOSE LUIS BELTRAN (castellanización del
apellido Bertrand) BUSTOS, nació en
la ciudad de Mendoza en el año 1784 y realizó sus primeros años escolares en el
colegio Franciscano de esa ciudad. A la edad de 16 años, siente la vocación
religiosa e ingresa a estudiar el sacerdocio en el mismo convento. Para
especializarse en sus estudios eclesiásticos, viaja a Santiago ingresando en la Orden de los Franciscanos. Al
poco tiempo de estar en nuestro país, el Fraile Beltrán se destaca entre sus
pares por sus avanzados conocimientos en las matemáticas, física y química además
de sus habilidades en las artes
manuales. La relojería, herrería, mecánica y la pirotecnia serían algunas de
ellas.
Con el advenimiento de la independencia Nacional –causa
que él abrazó como un patriota-, el General José Miguel Carrera V., lo nombró (1812)
Capellán del Ejercito con el grado de Teniente y lo designó a cargo de una
incipiente maestranza que se estableció para la fabricación de armas y
pertrechos militares, ubicada en lo que hoy es la calle Agustina entre Teatinos
y Morandé. La organizó, asesoró a los artesanos, contrató a sus trabajadores y
al poco tiempo de funcionamiento, la fabrica comenzó a dar sus frutos.
Con posterioridad a la batalla de Rancagua (1 y 2 de
Octubre de 1814) en la cual participó Beltrán como un oficial del ejercito
patriota y junto a sus soldados, debe
emigrar con Bernardo O”Higgins a la ciudad de Mendoza.
En su ciudad natal, conoce al Gobernador de ella, General
José de San Martín, quien conocedor de sus virtudes en la organización y
fabricación de armamento y pertrechos militares, lo inviste con el grado de
Teniente 2° y lo designa al mando de las provisiones de armamento y munición
para el ejército libertador. Fabricó cañones obues, fusiles, sables, herraduras,
diseñó y fabricó las coruñas para transportar los cañones durante el cruce de
los Andes. En esta travesía, organizó a los 120 mineros que lo acompañaban para
asegurar que los caminos y puentes estuvieran en buenas condiciones para el
paso de las tropas. Para garantizar esto último, tuvo la responsabilidad de
diseñar y construir un puente tipo mecano.
A su regreso a Chile, es puesto al frente de unos
talleres que mantenían los sacerdotes jesuitas situada en el callejón de la
“Ollería”, hoy avenida Portugal, en el cual fabricaban ollas y artesanía en cerámica,
convirtiéndola en una maestranza donde fabricó el armamento para las fuerzas
patriotas.
Participó activamente en las batallas de Chacabuco y en
Cancha Rayada, y en esta última pierde gran parte del armamento, logrando en 17
días reponer todo el que se había perdido y eso les permitió a San Martín y
O”Higgins enfrentar la batalla de Maipú,
sellando la
Independencia de Chile.
Acompañó a San Martín en el Ejército Libertador hasta el
Perú y posteriormente hasta Venezuela y,
raíz de un severo altercado tenido con el General Bolívar por la fabricación
del armamento para su ejercito, cae en una profunda depresión y trata de
suicidarse. Fue recogido por una familia amiga y trasladado a la ciudad de
Buenos Aires, fallece con sus facultades mentales perturbadas el 8 de Diciembre
de 1827.
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